Respecto de la columna de José Miguel Serrano publicada ayer en este diario (la tercera), considerar puramente los "costos de producción" energética, ignorando los impactos ambientales, es lo que nos ha llevado al actual escenario climático mundial. Los niveles de CO2 atmosféricos que han aumentado de 275 a casi 390 ppm en los últimos años están teniendo nefastos impactos a nivel mundial, lo que obliga a tener una matriz más limpia. LEER MAS...
El costo de la generación solar y eólica cae aceleradamente (un 33% en los últimos cinco años en el caso de la solar). Por ello, los países desarrollados han adoptado fuertemente estas energías renovables no convencionales (Ernc). A 2010, la energía eólica provee el 9,6% de la capacidad de generación en Europa y se estima que proveerá el 15,7% a 2020, mientras que la solar, el 4%.
En ambos casos, considerando sólo las tasas actuales de crecimiento.
Los costos de otras fuentes de generación no consideran costos externos que, en el caso de las Ernc, son mínimos. Las centrales hidro y termoeléctricas generan gas invernadero, acaban con sumideros de CO2 por deforestación y tienen negativos efectos en la salud humana, además de considerables impactos ambientales.
Aumentar el consumo eléctrico no ha sido la clave para superar la pobreza ni la desigualdad de la distribución del ingreso en Chile.
No obstante, sólo las consideraciones ambientales nos obligan a contemplar las Ernc en toda la medida de sus posibilidades, que en Chile son enormes.
Pablo Astudillo Besnier
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