Los pioneros en la construcción de diques y rellenos para extender el territorio de una nación fueron los holandeses, pero poco a poco varios países en todo el planeta han comenzado a realizar estas magnas obras de ingeniería. Seguramente el ejemplo más mediático han sido las islas artificiales creadas en los Emiratos Árabes Unidos, específicamente en Dubai, con forma de palmera. También hicieron una serie de islas con forma de mapamundi que ahora se están hundiendo en el agua. Leer Más...
Un caso especial se ha dado en algunas regiones del sureste asiático. La pequeña república de Singapur, con sólo unos 700km2 de territorio, es uno de los centros financieros más grandes de Asia y del mundo. Con una de las poblaciones más densas del mundo, cada metro de territorio vale millones, por lo que el negocio de ganarle metros al mar deja millones de dólares.
Pero hacer estas extensiones de tierra tiene un sinnúmero de costos para el medioambiente. Lo que se hace comúnmente es poner diques en el terreno que se quiere extender, y luego rellenar con arena. Bien, esta arena que lanzan desde sendos barcos con verdaderos cañones, no sólo acaba con toda posibilidad de vida en el fondo que rellenó, sino que crea una capa de “agua turbia” que hace imposible la vida bajo ella no sólo por su densidad, sino también porque no permite el paso a los rayos solares.
Aunque este no es el mayor problema. Barcos singapurenses han literalmente hecho desaparecer islas en el Estado de Indonesia. Para hacer sus rellenos, necesitan sacar arena de alguna otra parte, y no se les ha ocurrido nada mejor que hacerlo desde pequeñas islas en la zona marítima del límite entre ambas naciones.
Como no cuentan con la autorización necesaria, lo barcos se acercan de noche y trabajan a oscuras sacando arena y tierra de estas islas. Hasta el momento se cuentan 24 desapariciones, y la armada indonesia se encuentra apostada en algunas de las islas que barcos intentan destruir. La isla de Nipah, sólo un poco al sur de Singapur, hasta hace unos años tenía unos 67km2, pero actualmente no alcanza a ser uno, por lo que las fuerzas armadas han decidido custodiarlas con las armas listas para ser disparadas.
Al sacar la arena de las islas suceden los mismos problemas que al depositarla, el “agua turbia”, pero además, como es evidente, quienes viven ahí se ven obligados a emigrar a otra parte porque sus tierras simplemente desaparecen. Muchas islas son ahora visibles sólo durante la marea baja.
La arena retirada se vende generalmente en el mercado negro y a precios altísimos, por lo que algunos estados como el de Camboya han decidido vender islas enteras para su explotación total. Realmente un desastre ecológico de enormes magnitudes.
Fuente: revista Eureka!: www.youkioske.com/prensa-espanola/eureka-el-mundo-30-enero-2011
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