Crece desde el pie. "Los estudiantes participan masivamente de las asambleas y están pendientes de qué dicen sus líderes", dijo Miranda Lara. |
"Algo importante de este movimiento es que los estudiantes sostenemos que la lucha no es sólo por educación: exigimos también otras cosas como la renacionalización de los recursos naturales, y otros aspectos de la vida humana como la salud, el trabajo, la vivienda". De esa forma, con la contundencia de la militancia estudiantil que hoy ha tomado por asalto las calles de las principales ciudades chilenas, y que se referencia en las históricas luchas sociales de los '70, se expresó Nicole Miranda Lara, 23 años, estudiante de Pedagogía en la Universidad de Valparaíso (UV).
La dirigente trasandina milita en el Equipo de Trabajo de la Federación Estudiantil de la Universidad de Valparaíso (Feuv) y pertenece al Colectivo Estudiantes Movilizados de la UV. "Entendemos que solos no vamos a lograr generar los grandes cambios", afirma para fundamentar la búsqueda de unidad con el movimiento obrero en la lucha contra el neoliberalismo. LEER MAS...
Miranda Lara participó en Rosario de la "Semana por los Derechos Humanos", que organizó recientemente la Facultad de Psicología, y mantuvo un extenso diálogo con Señales.—¿Cuál fue el recorrido del actual movimiento estudiantil chileno?
—Podríamos remontar estas movilizaciones a las que se produjeron durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), de las cuales nos reclamamos herederos. Otra gran movilización es la de 1994 contra las Leyes Marco sobre educación universitaria, que se logran frenar. Después vienen las de 2001, 2004, 2005 y 2006. En el último caso son fundamentalmente de estudiantes secundarios, los universitarios tiene allí un rol menos importante. Y ya este año se levantan con mucha fuerza movilizaciones nacionales desde el ámbito universitario, pero que ahora abarcan a todo el espectro estudiantil, incluyendo a los secundarios.
—¿Cómo es la composición ideológica?
—Es diversa, pero con una línea mayoritaria de izquierda y una construcción muy desde la base. Los estudiantes se han empezado a apoderar de sus espacios organizativos; a participar masivamente de las asambleas y estar pendientes de qué dicen sus líderes. Se han dado varios casos de dirigentes que han sido rebasados por las bases y fueron obligados a renunciar. Otros debieron rectificar posiciones tomadas en forma inconsulta.
—¿Cuáles son las reivindicaciones que se le exigen al gobierno de Sebastián Piñera?
—En un comienzo, las enmarcábamos en tres ejes centrales: financiamiento, democratización y acceso. A lo largo de la movilización, esos ejes se fueron acotando o ampliando, y hoy en día el punto fundamental de la lucha es la educación gratuita en todos sus niveles. No solamente debe darse la gratuidad, sino también la democratización del sistema educacional, es decir que exista la posibilidad de organizarse tanto en centros de estudiantes como en federaciones. Y lo que es más importante, esa democratización se debe dar desde la legalidad, porque la ley orgánica constitucional de la educación en Chile prohíbe la participación y organización en las comunidades universitarias.
—¿Cómo pautan el acceso?
—Se ingresa por una prueba de selección. Estamos apostando a eliminarla y a generar otros medios de acceso que sean más equitativos e igualitarios, más justos. Otro aspecto importante son los aportes basales. En Chile, la universidad recibe del Estado sólo un aporte de entre el 10 por ciento y el 12 por ciento. El 90 por ciento restante sale del bolsillo de los estudiantes. Estamos luchando para que el Estado se haga cargo de sus universidades.
—¿Dónde hay más desacuerdos con el gobierno?
—En el tema de la gratuidad. De hecho, el gobierno ni siquiera está dispuesto a discutirlo, porque como dijo Piñera: "Nada es gratis en esta vida; alguien tiene que pagar". Ahí hay un conflicto grande.
—¿Existe una sintonía en la lucha entre estudiantes y profesores?
—En esta lucha hemos logrado articularnos los actores de la educación: no solamente los estudiantes, sino los profesores, los funcionarios no académicos, los padres y apoderados de los secundarios.
—¿Cómo fue la confluencia obrero-estudiantil en el último paro de la Central Unica de Trabajadores (CUT)?
—El 24 y 25 de agosto, se realizó un paro nacional convocado por la CUT, al cual nos plegamos. Adherimos a esa movilización y los trabajadores también reclamaron por nuestras reivindicaciones. Algo importante de este movimiento es que los estudiantes sostenemos que la lucha no es sólo por educación: exigimos también otras cosas como la renacionalización de los recursos naturales, y otros aspectos de la vida humana como la salud, el trabajo, la vivienda. En ese sentido, entendemos que solos no vamos a lograr generar los grandes cambios.
—La tan añorada unidad de los '70...
—Sí. Esa unión recién se empieza a vislumbrar. El 15 de junio hubo una marcha en la que participaron el Sindicato de Trabajadores Subcontratados del Cobre (Siteco) junto a las federaciones de estudiantes de la Universidad de Valparaíso, de la Universidad Técnica Metropolitana (Utem) y la Asamblea de Estudiantes Secundarios (Ases). Los tres actores participamos en Santiago en esa marcha multitudinaria, donde se reclamaba "la renacionalización del cobre para una educación gratuita y un trabajo digno". La nacionalización del cobre en Chile se realizó el 11 de julio de 1970, durante el gobierno de Salvador Allende. Pero desde ese día hasta hoy, luego de 40 años, el Estado en realidad maneja el 28 por ciento, y en ese porcentaje hay mucha subcontratación externa (tercerización), por lo que se cobra un royalty sólo a las empresas ligadas al Estado. El 72 por ciento restante está en manos de privados que ni siquiera pagan impuestos.
—¿Qué papel juegan los medios de comunicación concentrados en este proceso?
—Lamentablemente, están en manos de los poderosos, algunos de los cuales también son dueños de universidades y colegios. Han hecho una gran tarea de cooptación de la opinión pública. Trataron de desvirtuar el movimiento, de criminalizar la movilización. Y otra tendencia que los grandes medios están desarrollando ahora apunta a invisibilizar nuestra lucha. Por ejemplo, la para nosotros lamentable tragedia aérea de la isla Juan Fernández se ha utilizado para tapar nuestra movilización, tildarnos de «insensibles» y acusarnos de que nos negamos a dialogar. Sin embargo, hay medios alternativos como internet y las redes sociales que han generado otro sentido en la gente.
—Comienza a despuntar en Chile la lucha contra el neoliberalismo...
—Eso constituye un aspecto muy importante de este proceso: instalar el cuestionamiento a un modelo que se había naturalizado en nuestra sociedad, el de un Estado subsidiario que nos privatiza la vida.
http://www.lacapital.com.ar/
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