Mucha gente piensa que en el reino animal, los padres no tienen una importancia fundamental en la cría. Es decir, el macho busca a la hembra, copulan, tienen la descendencia, y luego las crías al poco tiempo se buscan la vida.
Realmente esto se da en algunas especies animales, con más o menos sacrificio por parte de los padres. A pesar de ello, también se sabe que lo importante en el reino animal, es la supervivencia de la especie, y para ello mantener la descendencia a salvo.
El Pinguino Emperador
Es dificil determinar qué animal macho hace más esfuerzos por su cría, pero uno que podría llevarse el premio, sería el Pinguino Emperador.
Los pingüinos emperador recorren 90 km “tierra” adentro hasta el lugar de cría, lugar de encuentro de cientos de ellos. Siguen exactamente el mismo camino que sus antecesores, para llegar hasta el territorio de reproducción. El viaje comienza en Marzo o Abril (fines de verano austral).
Avanzan en columnas muy densas, apretados unos contra otros, rotando regularmente de sitio. Una estrategia que recuerda la formación en tortuga del ejército romano. En el centro, unos 20 grados; en el exterior, unos 40 bajo cero. LEER MAS...
Una vez en el lugar de cría, buscan pareja (como otros pingüinos, son monógamos para dar más seguridad a la progenie), realizando exhibiciones, levantando las alas o inclinándose. En mayo o junio (invierno austral) la hembra pondrá un huevo de aproximadamente 450 gramos.
Este es el momento en el que la hembra pasa el huevo cuidadosamente con las patas al macho, si el huevo tocara unos segundos el hielo sería mortal para él. Una vez el macho tiene el huevo en el pliegue abdominal que tiene entre las patas, la hembra se las pira e inicia otro largo viaje hacia el mar en busca de comida.
Los machos forman compactas agrupaciones en las que se turnan del interior al exterior de la formación y viceversa, y emplean tácticas como ponerse de espaldas al viento, y de nuevo la formación tortuga.
Así sobreviven al frío y a los fuertes vientos de hasta 200 km/hora. La incubación dura de 62 a 64 días. Si la cría nace antes del retorno de su madre, su padre le alimentará con una sustancia lechosa que segrega una glándula del esófago.
Puede llegar a perder hasta el 40 por ciento de su peso, unos 12 kilos. Ahí es nada, un “embarazo” que no engorda, ya que no come. Durante esos dos meses se alimenta, es un decir, de nieve, para no deshidratarse.
Después de 2 meses, ella regresa y encontrará a su pareja distinguiendo su llamada de la de cientos de pingüinos. Regurgitará la comida y alimentará a la cría. Es entonces el turno del macho para ir de nuevo a buscar comida al mar y recuperar peso y fuerzas.
Después de unas semanas regresará y los dos cuidarán de la cría. Si este ciclo se interrumpe en algún punto debido a la muerte de un progenitor, la cría perece sin remedio.
Caballito de mar
Este animal que precede una fama como buen padre, se la ha ganado debido a que es el macho quien sufre el “embarazo”. Se reproducen desde la primavera hasta los meses de verano. En esta época, el macho y la hembra se entrelazan con la cola.
Después de una danza nupcial, en esta posición, la hembra traspasa de su cloaca, con ayuda de una papila genital de unos 3mm. de largo, sus huevos a la bolsa ventral (incubatriz) de los machos, que está recubierta de suave tejido y dispuesta en compartimentos, para mantener cada huevo separado, como en células esponjosas.
Puede encontrarse cierto paralelismo entre el tejido que rodea estos huevos y la placenta de los mamíferos.
Un macho puede ser visitado por cierto número de hembras que le dejan huevos, pero si un huevo no alcanza a llegar a uno de estos departamentos, no se desarrolla. No obstante, los que caen bien, se desarrollan en esta bolsa hasta los 50 ó 60 días y eclosionan dentro ella.
El recién nacido queda allí hasta que ha consumido toda la yema. El nacimiento o eyección de los jóvenes parece ser agotador para el padre.
Agarrándose firmemente con la cola sobre un soporte, frota su bolsa contra una concha o roca hasta que salen los jóvenes, con fracciones de sus tejidos internos.
No parece cierto que sean los hijos los que producen la rotura de estos tejidos.
Un macho de buen tamaño puede dar a luz a más de 400 jóvenes, que son la perfecta réplica del adulto. Los primeros días entraran y saldrán de la bolsa según haya peligro o no en el exterior.
En otras especies de caballos marinos, tiene lugar un apareamiento similar, aunque ambas partes no se sujetan por medio de la cola. Gracias a esta diferencia se evitan cruces entre ambas especies.
El Zorro Rojo
Durante de vida, la hembrar debe permanecer en su guarida con las crías, amamantandolos y brindanles una manta térmica . El trabajo de papá es proporcionar los alimentos cada cuatro a seis horas hasta que pueda salir de la guarida y empiezan a buscar también.
Después de tres meses, es hora de la primera lección dura de la vida, es el padre quien enseña a lass crías a buscar su comida: los enseña a enterrar a los excedentes de alimentos cerca de la guarida y a ocultarlos con hojas y ramas, la enseñanza de los cachorros para olfatear y el forraje y la imposición bases para sus futuros roles como adultos cazadores, es la misión del padre.
Otros Excelentes Padres
Los marmosetas macho son padres ejemplares, pues comparten con las hembras las labores de cuidado, alimentación y acicalamiento, como cuenta la revista Scientific American.
El bagre guarda en su boca los huevecillos que ha procreado para protegerlos de depredadores y no los suelta hasta que tienen 5 cm de largo. Mientras, no ingiere alimentos.
El ñandú empolla sus huevos por más de un mes y cuando salen del cascarón, protege y alimenta a sus pichones.
El carcayu no solo cría diligentemente a su descendencia mientras son pequeños, también los cuida y ayuda hasta que son adultos jóvenes.
El carcayu no solo cría diligentemente a su descendencia mientras son pequeños, también los cuida y ayuda hasta que son adultos jóvenes.
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