A mediados de 2011, el inversionista y emprendedor israelí Arnon Kohavi desembarcó en Chile con el propósito de fundar un nuevo polo tecnológico. Estaba tan convencido del potencial de nuestro país que en ese entonces declaraba que “el próximo Skype, Facebook o MercadoLibre provendrá de Chile”.
Sin embargo, sólo 6 meses bastaron a este emprendedor para saber que debía llevarse su iniciativa de fondo de inversión a otro lugar, más específicamente, hasta Singapur.
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En una entrevista con TheNextWeb, Kohavi explica que si bien Chile es una nación con potencial, la forma de pensar de su sociedad y las escasas oportunidades que brinda a los jóvenes son una seria cortapisa a cualquier emprendimiento.Más aún, el israelí realiza una dura crítica en contra de quienes describe como “las familias que controlan Chile” y su nula voluntad para promover cambios en la sociedad.
A continuación, traducimos las principales opiniones de Kohavi.
¿Por qué decidiste llegar a Chile en primer lugar?
Vine a Chile a visitar a algunos buenos amigos de mi escuela de negocios. Ellos me presentaron a representantes del gobierno, en quienes noté el deseo de crear un ecosistema de emprendimiento local. Me preguntaron si vendría y acepté quedarme por 6 meses como una prueba.
Mi plan para estos 6 meses era crear un fondo de capital de riesgo (FCR), pero uno que entendiera a los emprendedores de verdad, no sólo con personas del mundo bancario o de las finanzas. También quería que este fondo fuera grande, al menos unos 40 millones de dólares para invertir en un campo apropiado.
Entonces, ¿por qué te vas tras 6 meses?
Me voy porque le va a tomar todavía algo de tiempo a Chile desarrollar el clima correcto. La buena voluntad del gobierno y de un grupo de personas no es suficiente para crear lugares como los que hay en Silicon Valley, Israel o Finlandia.
El problema central de Chile es la brecha generacional extrema que existe entre los jóvenes emprendedores y la vieja generación. La sociedad chilena es menos dinámica que Asia o los Estados Unidos, con un puñado de familias monopólicas que controlan el país y no quieren moverse de ahí.
Peor aún, a estas familias no les importa nada ni nadie (los jóvenes, los pobres…) fuera de su dinero. No tendrían por qué importales: los recursos naturales del país (el cobre, etc) son una desventaja aquí porque significa que los ricos no tienen que trabajar duro. En ese sentido el modelo asiático es mejor porque se enfoca en la exportación de bienes manufacturados.
Puede que los jefes de estas familias le den dinero a Endeavor pero para ellos no es un asunto de emprendimiento, sino una forma de alimentar sus egos, y lo hacen sólo porque está dirigido completamente en español.
Sé que hubo personas desilusionadas cuando me marché y que el gobierno pudo haber apoyado mi fondo de inversión, pero también quería lograr un compromiso de la élite y eso no iba a suceder. Eso sí, me encantaría regresar cuando el país esté listo para hacer negocios.
¿Qué hay de Start-Up Chile?
El director ejecutivo de Start-Up Chile, Jean Boudeguer, es un sujeto fantástico y lo está haciendo muy bien. Start-Up Chile es excelente para sacar a Chile de su aislamiento, que no es sólo geográfico sino mental. Es crucial para la comunidad de emprendimiento local acostumbrarse a hablar en inglés y desarrollar. Start-Up Chile trabaja en eso llevando extranjeros a Chile, pero no es suficiente para construir un ecosistema.
Los emprendedores chilenos aún están obligados a trasladarse a Silicon Valley para triunfar. El fundador deZappedy, Francisco Larraín, estaba viviendo en los Estados Unidos cuando su empresa fue comprada por Groupon.
Estoy convencido de que veremos a más emprendedores chilenos trasladarse a otros lugares en el futuro. No es algo malo per sé, y mi propio país, Israel, pasó anteriormente por esa fase.
¿Cómo crees que las cosas podrían cambiar?
Nada va a cambiar si no hacemos énfasis en la ciencia, y esto es cierto para toda América Latina. De hecho, Chile está en mejor forma que otros países de la Región. ¿Sabes cuántos brasileños han recibido un premio Nobel? Ninguno. Compara eso con Israel y verás dónde está la diferencia: en la educación.
Aunque el modelo israelí es más fácil de duplicar, lo mismo podría hacerse con el de Silicon Valley. Ambos están basados en la educación, que es el comienzo de cualquier ecosistema tecnológico. Considerando esto, recuerda lo que sucedió este año en Chile con las protestas masivas de estudiantes.
Mi preocupación no son las generaciones jóvenes, que tienen el verdadero potencial, sino la oligarquía establecida. El Opus Dei por ejemplo, es muy grande en Chile. Peor aún, en el país hay un temor generalizado al fracaso, y la sociedad chilena conservadora y tradicionalista no favorece la ascensión de clases. Dado que esto es un problema cultural, no existe un remedio rápido y podría llevar mucho tiempo cambiarlo.
Por el momento, Latinoamérica todavía se siente como un viaje al pasado. Muchos de los sitios web locales que traté de usar no estaban actualizados y el servicio que ofrecían era muy malo.
Esto es un problema serio porque el emprendimiento no se forma en el vacío: tiene que haber un país orientado a la tecnología, que use los últimos dispositivos y servicios en línea disponibles.
¿Has oído sobre la polémica con los capitalistas de riesgo en Chile? ¿El fondo de inversiones Austral Capital fue acusado de malas prácticas por la comunidad local de emprendedores?
No conozco los detalles del caso así que no puedo responderte directamente. Lo que puedo decir es que las mayores quejas de los emprendedores en Chile no son contra el gobierno, sino contra los capitalistas de riesgo. Obtener financiamiento en Chile es muy difícil.
Mientras la mayor parte de los capitalistas de riesgo en Silicon Valley creen en una relación donde todos ganan, los capitalistas chilenos exigen demasiado a la hora de firmar acuerdos. Están efectivamente destruyendo la motivación de los emprendedores, lo que es muy lamentable.
Y para mí, también es un problema de mentalidad. Lo que en Chile se conoce como capitalistas de riesgo son en realidad financistas privados, es decir, banqueros en sus trajes con especialización en finanzas y muy poco conocimiento del emprendimiento.
Esto era muy diferente a mi estilo. De hecho, yo era el único capitalista de riesgo que iba a reuniones y conocía estrechamente a los emprendedores. Como la mayoría de los inversionistas en Silicon Valley, uso poleras y aún más importante, doy consejos gratis.
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